Las manifestaciones de la semana pasada por grupos de inmigrantes
demandando la legalización de su estado migratorio nos recuerdan
cuán dichosos somos de estar viviendo aquí. En cualquier otro país
actos similares serían recibidos con violencia o peor – muerte. Lo
único que tenemos que mirar es la forma en que están siendo
controladas en Francia. Aquí, la policía les provee protección y
organizaciones establecidas que simpatizan con su causa han venido
en su defensa.
Los manifestantes utilizan el mismo sistema empleado en otros
procesos históricos en busca de justicia. El Movimiento de
Sufragio para las mujeres ganar el derecho al voto en 1920, el
Movimiento de los Derechos Civiles de los años 50 y 60, las
demostraciones contra la Guerra de Vietnam, el Movimiento
Feminista pidiendo la Enmienda de Igualdad de Derechos en la
Constitución, todos ellos tenían una línea en común:
manifestaciones en las calles para hacer que su mensaje fuera
escuchado.
Estos grupos de inmigrantes siguieron la pauta trazada por el Rev.
Martin Luther King, Jr. quien abogaba por medidas pacíficas y el
orden que observamos en todo el país durante estos días fue
admirable.
Es obvio que todos queremos permanecer en este país por las mismas
razones que todos los inmigrantes antes de nosotros. A veces el
mensaje es malentendido o no es expresado con claridad pero el
diálogo ha progresado y debe conducir a una solución.
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