Los Años Nuevos son muy divertidos. Todo lo que es irreal es
divertido. Y no hay nada más fantástico e irreal que los Años
Nuevos. El hecho de que el viejo planeta tierra se hallaba
recientemente situado (más o menos) al mismo punto en relación con
el sol donde estuvo hace trescientos sesenta y cinco días lo hace
oficialmente el final de uno de los años del calendario y el
comienzo del otro.
Pero, ¡esperen un minuto! Si es cierto que en relación con el
sol podríamos haber estado en la misma posición, ambos el sol y la
tierra estaban probablemente en otro lugar de la galaxia, tal vez
una localidad “donde jamás habíamos estado antes” (¿no escuchamos
esas mismas palabras hace algún tiempo en el programa de
televisión Star Trek?)
No es de sorprender que escojamos ese mismo punto en el universo
para parar todo lo que estamos haciendo, tomarnos un trago de esto
o lo otro, y declarar nuestras nuevas resoluciones, algo así como
crear un nuevo nosotros. “¡Va que farsa!” como diría Charles
Dickens. Tomamos inventario de nuestras debilidades y las
pronunciamos terminadas. Por ahí viene el cambio.
O sea, que hoy, quince días después del llamado “Nuevo Año,”
¿Dónde están sus resoluciones? Para comenzar, me imagino que las
hubo. Algunas personas se han rendido; ellos son los mismos un día
tras otro. No esperanza de cambio; no les importa. Vamos a ver,
¿está usted todavía en su dieta? ¿Comiendo menos? ¿Comiendo mejor?
¿Acaso no encendiendo un cigarrillo? ¿Está el viejo encendedor en
la basura o sigue ensuciando con cenizas sus pulmones o los de sus
seres queridos? Hace cuarenta años yo dejé de fumar por vez
primera y eché mi encendedor de cigarrillos a la basura. Mala
decisión; tuve que buscarlo en estado de pánico la mañana
siguiente para evitar que los recogedores de basura se lo
llevaran. Pero no se sientan mal por mí. Un año más tarde dejé de
inhalar humo para siempre. ¡Bendito sea Dios!
También tenemos que hablar del asunto de nuestras relaciones; las
dependientes quiero decir. ¿Ya han parado los abusos? ¿Qué tal la
bebida? ¿Hemos cesado de ser inconscientes con aquellos que
queremos o que nos quieren? ¿Estamos seriamente comprometidos en
esta cosa que se llama “Año Nuevo”? Bueno, no se desesperen, la
ayuda viene ya.
Odio sonar como el Dr. Seuss y su famoso Grinch; éste de ahora el
que nos roba el Año Nuevo. Usted sabe muy bien que yo nunca
comienzo una conversación sobre algo si no tengo algo profundo en
mi mente; o enredado. Yo he hecho mi tarea. He comenzado a navegar
el Internet buscando por alguna información sobre las costumbres
de celebrar el Año Nuevo y he encontrado cantidad. Hay un sitio
que se llama www.Inforplease.com que provee un raudal. Los
comentarios que siguen fueron colectados de ahí. Parece ser que
para un planeta que ha existido por millones de años, “la
celebración de un nuevo año en enero primero es un fenómeno
relativamente nuevo. El record más viejo de una celebración de año
nuevo se cree que se refiere al área Mesopotámica alrededor de
2,000 años Antes de La Era Común (AEC.) Últimamente hemos estado
concentrados en la controversia creada por el uso de Felices
Fiestas o Feliz Navidad en nuestro medio y hemos perdido de vista
una decisión política correcta tan importante que se ha colado en
nuestra literatura desde hace tiempo. La gente no usa AC y AD, o
DC, para querer decir Antes de Cristo y Año de Dios para
referirnos a nuestros años antes y después del cristianismo. Ahora
se usa la expresión Antes de la Era Común (AEC) en lugar de AC y
Era Común (EC) en lugar de DC o AD. Eso no parece molestarle a
nadie así que no me va a molestar a mí tampoco.
Ahora bien, si yo voy a tratar a mis lectores como si fueran Clint
Eastwood en una de sus películas y “hacerles el día,” déjenme
recordarles lo que significa ese lugar del mundo: En la antigüedad
los griegos le dieron ese nombre porque en el idioma griego la
palabra Mesopotamia significaba ‘tierra entre dos ríos.’ Y los
ríos eran el Tigris y el Éufrates.” Usted y yo (espero) conocemos
esa área bajo el nombre de Irak. Es decir, los iraquíes, aún 4,000
años antes de tener la mala suerte de sufrir a un dictador llamado
Saddam Hussein (olvidémonos de la invasión) celebraban el Año
Nuevo. Por favor, díganme que ustedes sabían eso.
Pero entonces, “el nuevo año era celebrado alrededor del tiempo
del equinoccio invernal (la llegada de la primavera) a mediados de
marzo.” Otros en el Oriente Medio tenían una idea diferente de lo
que ellos debían hacer con sus celebraciones y no queriendo que
los iraquíes se salieran con las suyas escogieron la fecha del
equinoccio de otoño. Eso era alrededor de septiembre 22, seis
meses antes. ¿O es acaso seis meses más tarde? Bueno, no quiero
sonar gastado, pero eso depende de su punto de vista. Los griegos
no aceptaron nada de eso y decidieron en el solsticio invernal,
que es alrededor de diciembre 22. Así es que aquí están las
variedades, escoja la que más le guste. ¿Estamos divirtiéndonos
ya?
Pero esperen; no dejen a los romanos fuera de este aprieto. En su
primer calendario, marzo primero se designaba como el principio
del nuevo año, y he aquí la mejor parte, “el calendario tenía diez
meses solamente. Inclusive los nombres de los meses confirmaban
esos hechos: septem es el latino equivalente de “siete,” octo de
“ocho”, novem de “nueve,” y decem, el último, es “diez.”
¿Sorprende a alguien que se decía que Matusalén había vivido más
de setecientos años? ¿Quién contaba los años correctamente
entonces?
La primera vez que el nuevo año se celebró en enero primero fue en
Roma en el año 153 AEC y el nuevo año se movió de marzo a un nuevo
mes, enero seguido por otro nuevo vecino, febrero. Esas noticias
fueron buenas para mí porque yo nací en febrero y no podía haber
nacido si ese mes no existía, ¿comprende? Julio Cesar dio a esa
fecha su aprobación y desde entonces usted y yo tenemos una excusa
para hacer esas tontas resoluciones de año el último día de
diciembre. Bueno, echemos la culpa a los romanos.
Así es que, relájese, no hay que sentirse avergonzado o
disgustado. Olvídese del nuevo año. Como dije en mi introducción,
es una fantasía; es irreal. Piense en sus resoluciones y en su
vida como una ocurrencia diaria, hoy y mañana. Decida y planee lo
mejor que usted quiera ser y hágalo cada segundo de su vida. No
hay necesidad de hacer promesas, simplemente haga que las cosas
sucedan. No se nos ha dado una mente solamente para prometer; se
nos ha dado para llevar a cabo esas promesas también. Alguien,
cuyo nombre no recuerdo, dijo que lo primero que el cerebro humano
hizo cuando se hizo consciente de sí mismo fue preguntar: ¿Quién
soy yo? Lo segundo fue: ¿Quién eres tú? Eso fue el comienzo de la
primera relación humana. ¿No cree que es tiempo de concluir que la
respuesta es esa mejor persona que queremos ser? ¡Felicidades! Su
futuro ha arribado; está aquí hoy. Tenga un resto de año muy feliz
en la forma que es. Ese es el postre.
Y ese es mi punto de vista hoy.
El Dr. Montesino, totalmente responsable por este artículo, es el
Editor de LatinoWorldOnline.com y conferenciante del Computer
Information Systems Department en Bentley College, Waltham, MA.
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