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 ARCHIVO: Edition No. 238L | April 8, 2006

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Presentación de Pedro Payano el 31 de marzo, 2006
Perspectiva de la comunidad latina o hispana en Lawrence, MA
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Lo que pretendemos en realidad es explorar algunos elementos que caracterizan o influyen en el comportamiento de la comunidad latina, para así abrir un diálogo encaminado a dar respuestas a lo siguiente: 1) Identificar quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos; 2) Cuál es la visión que tenemos para nuestra ciudad (el potencial); 3) Determinar los recursos humanos conque contamos para proyectarnos; y 4) la determinación que tengamos para preparar a los líderes del futuro y marchar hacia delante.
 
 

 

En ese sentido, queremos aprovechar la ocasión para reconocer el trabajo que han venido realizando personas, organizaciones privadas y semi-privadas, tratando de identificar el crecimiento y los logros, así como las carencias de la comunidad latina en el estado de Massachusetts.  Algunas de ellas son: Gaston Institute at the University of Massachusetts-Boston; Center for Family, Work and Community at the University of Massachusetts-Lowell; Institute for Community and Workforce Development, Northern Essex Community College, y la oficina del Senador Jarrett Barrios.

Primer planteamiento: Todos los indicadores demográficos señalan que la población latina de Lawrence seguirá creciendo, aunque no podemos determinar con certeza todavía la intensidad con que lo hará.

Segundo planteamiento: El crecimiento de la población en Lawrence y áreas aledañas, es el resultado de una tendencia estatal, así como nacional.

Tercer planteamiento: La comunidad latina de Lawrence no alcanzará el poder político, independientemente de su fuerza numérica, hasta que aparezca una clase dirigente que comprenda su nivel de desarrollo, los obstáculos que la limitan y ponga en primer plano los intereses de la colectividad, antes que los suyos propios.

Lawrence es la segunda ciudad de Massachusetts con más latinos, y la primera con más concentración proporcionalmente. Es la quinta en la región de Nueva Inglaterra y la única donde los latinos somos la mayoría. Está en el número 135 entre las ciudades y pueblos de los Estados Unidos con una población sobre 10,000 en un porcentaje de residentes latinos.
Este cambio demográfico no es un hecho fortuito. Es un reflejo de una tendencia poblacional en la cual se predice que para el año 2050, la minoría de hoy, será la mayoría de la población en los Estados Unidos, constituyendo los latinos el 25 por ciento de la totalidad. A principios del 1900 la población latina en los Estados Unidos era más o menos 500,000 habitantes, mientras que hoy somos 42 millones, convirtiéndonos así, en la mayoría dentro de las minorías. Y pensar que para 1980 éramos un poquito más de la mitad del tamaño de la población afro-estadounidense. En el año de 1990, de cada once personas una era latina, y en el 2000 uno de cada ocho. Según la proyección demográfica, se predice que para el 2035 de cada cinco residentes uno será latino, para el 2050 uno de cada cuatro, y para el 2100 uno de cada tres.

¿Por qué en español? Porque el 78 por ciento de la población latina en Estados Unidos habla español, por ende es la quinta población hispano parlante del mundo, después de Méjico, España, Colombia y Argentina.

Todo parece indicar que así como la población latina seguirá creciendo a nivel nacional como estatal, en la Ciudad de Lawrence continuará dándose ese proceso en contra del deseo de algunos. Los latinos seguirán comprando viviendas. Incluso, en sitios exclusivos como Mount Vernon ya se siente la presencia latina. Latinos de Nueva York, Boston y otras grandes ciudades seguirán mudándose para acá, pues la renta o el inmueble es menos costoso en Lawrence, en comparación con esas grandes urbes. Lo que no podemos predecir es hasta dónde llegará ese crecimiento debido a los altos y bajos del mercado de bienes raíces, como resultado de la crisis económica en los Estados Unidos.

Por otro lado, tenemos también, una incipiente comunidad asiática en crecimiento aquí en Lawrence. Además, están llegando a Lawrence, aunque lentamente, blancos no latinos en busca de rentas más bajas en comparación de las otras ciudades o pueblos de los alrededores.

¿Se expresa este crecimiento demográfico proporcionalmente en el campo político? Por supuesto que no. Un ejemplo fue la pérdida del candidato latino Marcos Devers para la alcaldía de Lawrence, en las elecciones municipales del 8 de noviembre del 2005. Pese a que los latinos constituimos el 50.6 por ciento del electorado inscripto en ese momento -según datos proporcionados por la junta de elecciones de la Ciudad de Lawrence, sólo votó aproximadamente, el 29.6 por ciento. En otras palabras, de 16,091 latinos inscriptos, sólo votamos 4,778.

¿Cómo se explica que en las elecciones del 2004, siendo los latinos el 49 por ciento de los inscritos, votaran 7,600 latinos (o sea, 2,822 más), independientemente de que fueran elecciones presidenciales?

¿Qué se hizo o se dejó de hacer que permitió esto? Eso nos obliga a hacer una reflexión. Primero, evaluar las estrategias usadas por el candidato latino y los factores externos que impidieron el éxito, que no es el objetivo de este trabajo, y segundo, identificar las causas de la apatía de los latinos en relación al proceso electoral en general y del 2005 en particular, cuando se nos escapó una vez más la posibilidad de ver nuestro sueño realizado como comunidad.

Son diversas las variables que explican la poca participación latina en el proceso electoral en comparación a los blancos y a los negros no latinos. A nivel nacional se puede interpretar como el resultado de un alto porcentaje de la población latina que es muy joven o no es ciudadana todavía. Sin embargo, esa no es totalmente la situación en Lawrence, puesto que el 50.6 por ciento de los inscriptos somos latinos; además, tenemos una población adulta estable. Eso implica, que debemos buscar las respuestas en otra dirección. Primero, por qué no participan en el proceso electoral, y segundo, causas que le impiden cohesionarse como comunidad.

Algunas de nuestras observaciones son las siguientes: La población latina en Lawrence no es homogénea; procede de diferentes países de Latinoamérica, muchas veces con niveles académicos limitados. Trae además, diversos niveles de experiencia y participación política dependiendo de la región de procedencia. Eso explica por qué unos tienen más comprensión del papel del voto en la sociedad que otros. Otro aspecto a tomar en cuenta es la diferencia de actitud entre la primera generación y la segunda o la tercera.

Veamos: la mayoría de la primera generación adulta inmigrante no vino con el objetivo de quedarse, sino para regresar a su lar nativo. Pero muchas veces las cosas no siempre resultan como las deseamos. Mucho tiempo después vamos descubriendo que hemos creado raíces que son muy difíciles de arrancar. El primer ejemplo son los hijos que se adaptan al medio y no van a regresar después de cierta edad. Además, nos vamos adaptando tanto al sistema político-social y económico donde vivimos, que nos resultará sumamente difícil readaptarnos al país de origen.

Durante ese proceso de adaptación y aceptación de la nueva realidad, una gran parte de este sector vive más enfocado en la situación económica-política y social de sus países de origen, que en buscarle solución a la problemática de nuestra ciudad. Lo cual no debería ser contradictorio.

Además, muchos latinos se agrupan en partidos o tendencias políticas de sus países, fundamentalmente los dominicanos, reproduciendo aquí los mismos conflictos que tienen allá o las mismas actitudes. Es justo reconocer que esta situación ha mejorado bastante en los últimos tiempos, como resultado de la pérdida de credibilidad en los instrumentos políticos que los han desgobernado.

Otro obstáculo que influye en el proceso de cohesionar la comunidad latina, es la tendencia de la primera generación de poner por encima del interés colectivo su chovinismo nacional. No se ve a sí misma como latino-estadounidense, sino como puertorriqueña, dominicana, ecuatoriana, guatemalteca, mejicana, etc. Esta situación crea diferencias ficticias sobre la base de fronteras que limitan el concepto humanístico-cristiano sobre el mundo. Peor aún, si intervienen personas que conscientes o inconscientemente, se convierten en profesionales de la discordia, alimentando con premeditación ese chovinismo nacional. Esa separación tiene que terminar.

Eso significa que aquí en Lawrence somos estadounidenses, lorencianos y latinoamericanos. No permitamos que la ignorancia nos divida.

Otras limitaciones de la primera generación son las siguientes: 1) los temores que arrastran fruto de sus experiencias negativas en sus países de origen, que los conduce a desconfiar políticamente de sus propios coterráneos; y 2) los que no ven una relación entre ellos y el gobierno municipal; es más, no le tienen confianza. Creen que es una pérdida de tiempo. Mientras que aquellos que sí entienden relativamente el significado del voto, tienen en su contra diversos inconvenientes: por ejemplo, la subsistencia, asuntos familiares tanto aquí como en sus países de origen, la rutina diaria después del trabajo remunerativo, etc. En medio de todas esas situaciones, ¿creen ustedes que la comunidad latina va a estar enfocada en una votación si no hay una red de bases que la mantenga entusiasmada y presta a salir a la calle a votar? Indudablemente que no.

Identifiquemos a continuación la actitud con relación al voto de la segunda o tercera generación: En general, los que nacen y se crían aquí tienen la tendencia a considerarse estadounidenses primero, y después latinos. Y aunque en determinados momentos se identifiquen con el origen de sus padres, y se sientan orgullosos por ello, no expresan el chovinismo nacional de los mayores. Esto es positivo por un lado. Sin embargo, no expresan una disposición positiva al sufragio, por cuanto no han sido educados sobre el poder que tiene su voto, salvo aquellos que por influencia de sus padres lo ejerzan. Los que han dirigido la ciudad nunca han tenido la voluntad política para exigir un currículo en nuestras escuelas que enseñe responsabilidad ciudadana a nuestros jóvenes.

Los jóvenes en sentido general son apáticos a los asuntos municipales y con razón. En medio de sus limitaciones económicas, muchos andan buscando oportunidades para poder continuar sus estudios universitarios. Otros se ven obligados a marcharse en busca de mejores condiciones de vida y trabajo. Y los que se quedan aquí no perciben ninguna conexión entre ellos y el ayuntamiento. Eso implica que debemos identificar las motivaciones de la nueva generación. Cuáles son sus gustos y explorar los medios para involucrarlos al proceso de cambios que necesita esta ciudad.

“Tantos los jóvenes como los adultos piensan que si no van a hacer la diferencia, para qué involucrarse en la política”. Señaló a continuación, que la población en general no sabe cómo la política los afecta y cómo ellos pueden afectar la política. Hizo hincapié en que si los adultos no se involucran, menos lo harán los jóvenes.

Ahora bien, de todos los obstáculos que tenemos, el más difícil de vencer es la tendencia que tienen algunos latinos a votar por el candidato blanco, independientemente de sus credenciales, debido a la influencia por tantos años del colonialismo cultural; por ende, la autoestima es muy baja y no hay una identidad cultural-lingüística.

Otros prefieren votar por el blanco no latino por la frustración que traen de los países latinoamericanos como resultado de los gobiernos corruptos, creyendo erróneamente que en los Estados Unidos se pueden dar las mismas condiciones de sus países de origen, donde hay corrupción por doquier.

Tenemos además, un sector minúsculo de votantes latinos que prefieren a un blanco antes que a un latino que hable el inglés con acento. Es decir, siendo latinos, discriminan a su propia gente porque hablan con acento.

Otra situación a destacar es lo que hemos llamado, las características de la población en tránsito a corto o a mediano plazo. Me explico: personas que llegan aquí a través de un familiar, pero tan pronto logran cierta estabilidad se mudan para otra ciudad o pueblo aledaño. Otras viven un tiempo aquí, pero después regresan por un tiempo a su país de origen o se mudan transitoriamente a otra región de los Estados Unidos. Después de un tiempo regresan. Es decir, su permanencia en esta ciudad no es estable, lo que significa que no es un voto permanente; sin embargo, es necesario identificarlos para ayudarlos a mantener una conexión con la comunidad lorenciana. En cuanto a los de mediano plazo, estos se retiran de la ciudad definitivamente.

En los últimos dos años hemos observados a decenas de votantes mudarse de nuestra ciudad. El candidato que no comprenda esto no podrá ser efectivo. En otras palabras, una parte de la comunidad latina está en constante movimiento, unos se van y otros vienen o regresan. Por igual sucede dentro de la misma ciudad. Algunos cambian de dirección constantemente. Eso crea una gran dificultad, principalmente, si no devuelven el censo de la ciudad, pues se desconocerá el paradero de esos votantes.

Por último, otro de los obstáculos que tiene la comunidad es a nivel de un sector del liderato, con su mentalidad individualista. Todos percibimos actitudes que tienen la siguiente expresión: “si no es para mí, no es para nadie”, “soy el Mesías que ustedes necesitan”, “después de mí, el diluvio”, “sin mí, no hay posibilidades de éxitos”, “debo ser el primero en llegar”, etc.

Necesita la participación de todo un liderato que asuma la dirección de esta ciudad. Necesitamos un liderato compartido. Y este papel sólo lo puede lograr un alcalde latino. ¿Saben el por qué? Porque sólo el cuchillo conoce el corazón de la auyama o calabaza. Aquel que conoce a su gente tiene más posibilidades de ayudarlos a salir de su situación de precariedad. Esta ciudad jamás podrá avanzar mientras esté dividida por una clase media que recibe buenos servicios en el sur y otra con bajos ingresos y pobres servicios en el norte. Si todos estamos interesados en que esta ciudad salga de la pobreza y la dependencia, es necesario un liderato que inspire al norte a integrarse al proceso de cambios y educación que se necesita para colocarnos en el escalón principal.

Que por diferentes medios los ayude a entender cuáles son sus derechos, pero que a la vez asuman sus deberes y responsabilidades para con su ciudad, sus vecinos, sus familias, y para consigo mismos. Esto sólo puede lograrlo un latino que entienda su idiosincrasia, su cultura,  y que pueda comunicarse llanamente con ellos en su propio idioma. Indudablemente, el mero hecho de tener un apellino latino, no lo califica como tal,  pues si carece de una identidad cultural-lingüística, jamás podrá inspirar a la comunidad latina.  Eso tenemos que hacérselo entender a los anglos, si en verdad están interesados en que caminemos juntos por senderos de confraternidad y progreso.

En comparación a la década del 90, hemos mejorados sustancialmente, pero no debemos conformarnos con eso. Todavía falta mucho por hacer. Si queremos avanzar, tenemos que admitir primero cuáles son nuestras debilidades para encontrarle la solución. Más aún, si nuestras expectativas para la ciudad son bien altas. No podemos conformarnos con lo poco que hemos obtenido, eso es mediocridad. Queremos la excelencia en todo. En la educación, los servicios, la seguridad pública, las facilidades deportivas-culturales para nuestros hijos, etc. Para que usted tenga una mejor idea de la realidad de Lawrence y cuáles son los desafíos que tendremos que enfrentar para darle solución, les voy a proveer los siguientes datos:

Lawrence es la ciudad más pobre en Massachusetts y una de las más pobres en los Estados Unidos.

El número de personas o familias sin techo que buscan refugios ha aumentado en los últimos cuatro años. Aproximadamente, el 75 por ciento de los niños en edad escolar califica para los programas de comidas subsidiados por el gobierno federal; o sea, tres de cuatro niños en Lawrence viven en condiciones de altos riesgos de malnutrición.

Según las estadísticas laborales del estado, el desempleo en Lawrence estaba en un 9.7 por ciento en diciembre del 2005.

Por otro lado, estadísticas del 2004 del Departamento de Salud Pública de Massachusetts sobre nacimientos en el año del 2002 en Lawrence, revelan lo siguiente:

1) 62.6 por ciento de los infantes nacidos en Lawrence son de madres solteras en comparación al 26.8 por ciento de infantes a nivel estatal.
2) El nivel de alumbramientos por parte de adolescentes en Lawrence es el más alto en Massachusetts. De cada 1,000 muchachas entre las edades de 15-19 años, 79.7 dieron a luz, lo cual es tres veces el promedio estatal que es 22.6 nacimientos por 1,000 muchachas entre 15-19.
3) El 63.8 por ciento de las mujeres de Lawrence que dieron a luz, en el 2002, dependían de fondos públicos para cuidado prenatal, comparado al 28.5 por ciento de las mujeres a nivel estatal.

Todavía tenemos un alto índice de deserción escolar, aunque ha bajado en comparación con la década del 90; por igual, jóvenes que no llegan a la universidad y si llegan, muchos no terminan. Y los jóvenes que logran graduarse, eventualmente tienen que marcharse de la ciudad porque no aparecen por los alrededores, trabajos apropiados para ellos. Las gangas continúan corroyendo nuestra juventud. Pese a que la delincuencia ha bajado en los últimos años en algunos aspectos, las estadísticas del 2004 señalan que los robos de moradas subieron un 35 por ciento desde el 2002 (382 a 518); los asaltos con agresión subieron hasta un 11.5 por ciento desde el 2003 al 2004 (262 a 292). Según el FBI, la proporción de crímenes violentos en Lawrence por 100,000 habitantes fue de 618, que está por encima de la proporción del estado que es de 459.8 por 100,000 habitantes.

A continuación nuestra primera propuesta: El principal recurso de Lawrence es su gente, su diversidad, segundo la rica historia de esta ciudad, y tercero, sus recursos naturales. De estos tres aspectos podría desarrollarse una industria turística-comercial.

Por igual, debemos integrar nuestra zona comercial más antigua, la calle Essex, a ese proyecto. Este desarrollo tiene que estar vinculado a la creación de un centro de bellas artes. Esta industria necesita un estudio de factibilidad, que no es el objetivo de esta ponencia.

Otro de los recursos que debemos aprovechar es la educación superior. Por ejemplo, integrar a Cambridge College y a Northern Essex Community College a los planes de desarrollo de la ciudad. Incluso, ser parte de los planes de expansión de dichas universidades.

Después de toda esta introducción, la pregunta clave sería, ¿y ahora qué hacemos? Lo primero que debemos entender es que esta gran empresa no la podemos realizar cada quien por su lado. Que se necesita aunar esfuerzos y recursos.

Necesitamos un trabajo de equipo. Necesitamos que se destaque el equipo y no las habilidades de cualquier jugador solitario.

Esta es nuestra segunda propuesta de este día: En ese sentido, hoy más que nunca, surge la necesidad de integrar un equipo, una organización, cuya tarea principal sea educar, planificar, coordinar, dirigir, e identificar y preparar nuevos líderes. Y en vez de enfocarnos en candidaturas, como ha sido hasta ahora, que la prioridad principal sea definir la visión que queremos para esta ciudad.

La visión para Lawrence es hacerla una ciudad modelo en el estado de Massachusetts, y por qué no en los Estados Unidos, donde se elimine la cultura de la pobreza y la dependencia; por ende, logremos que nuestra ciudad no siga dependiendo de las dádivas del estado.
Para que una comunidad conozca el camino que necesita recorrer tienen que darse tres condiciones:

1) Tener un sueño, una aspiración como colectividad, visualizar la ciudad que quisiera para que sus hijos vivan;
2) Tener fe en sí misma, creer que lo puede lograr. Convencerse que sí se puede. Que sí podemos. Que unidos somos fuertes; y
3) necesita creer en alguien. Son tantas las decepciones en el transcurso de sus vidas que no confían en nadie.

Relevo de figuras. Necesitamos caras frescas, nuevos aspirantes, nuevas ideas, nuevas experiencias, nuevos estilos de dirección y trabajo, nuevas prácticas de cómo hacer política. Llegó esa hora. Esto no es una lucha entre los que llegaron primero versus los que llegaron después, sino en quienes puedan interpretar con certeza las necesidades de la ciudad y buscarle solución. Por igual, debemos prepararnos para el relevo generacional, pues de lo contrario no habrá continuadores y, por ende, no habrá futuro. Nuestros hijos deben aprender de nosotros para que asuman ese compromiso.

En otra oportunidad ampliaremos sobre el tema, no sin antes dejar de destacar que no podemos hablar del futuro, si no comenzamos a construirlo en el presente. La lucha por la defensa de los derechos y necesidades de nuestra gente, no puede esperar a que lleguemos a la municipalidad.

Nuestra tercera propuesta es la siguiente: que se convoque para noviembre a un encuentro con todo el liderato latino. Que no excluya, pero tampoco se limite a los líderes tradicionales. De ninguna manera. Estamos pensando en los que el Reverendo O’Neal llamó la Nueva Cosecha o “ New Crops”, integrada por educadores, banqueros, policías, bomberos, agentes de bienes raíces, activistas comunitarios y  religiosos, estudiantes, comunicadores sociales, profesionales académicos de diferentes ramas, líderes sindicales, etc.

¿Cuál es el objetivo? Discutir una agenda previamente establecida donde se definan las grandes líneas generales a seguir, que incluyan pero que no se limiten, la filosofía, la misión y la visión para Lawrence, y que a la vez se trace un plan general de participación política.

Nuestra cuarta propuesta es la siguiente: Queremos finalmente hacer un llamado para que adecentemos la forma de hacer política. No debemos continuar ofendiéndonos y mancillando la imagen de otras personas, mucho menos por los medios de comunicación. Los trapos sucios se lavan en la casa.

En esa dirección, proponemos un pacto de caballeros o hermanos, entre los candidatos a la alcaldía de una misma tendencia, para que respalden al que pase a las finales. Además, un compromiso de todos los candidatos para que hagan su promoción en función de su plan de gobierno y no destruyéndose los unos a los otros. Eso significa preparar un reglamento que rija las relaciones entre los aspirantes. Esa ha sido nuestra quinta y última propuesta.
 

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